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Según la Mesa contra la Minería Metálica de El Salvador, han encontrado arsénico y plomo en sedimento del río. En sus más de 40 años de residir en la comunidad La Portada, en el caserío Ostúa del cantón San Jerónimo de Metapán, Ángela Cisneros ha visto varios cambios en el río Ostúa. Entre estos la reducción del caudal y el cambio de coloración del agua del afluente, que dice dejó de ser clarita y ahora tiene un color oscuro.
"Antes era sano este río, el agua era bien clarita el agua, no era así como está ahora, el agua se siente rara, ahora tenemos temor, uno se aflige porque este es el ambiente de nosotros, sin el río no somos nada nosotros, nosotros vivimos del río", expresó la pobladora.

El río Ostúa, brinda muchos beneficios a las comunidades que baña, desde alimento, a través de la pesca, hasta el agua que usan los habitantes para bañarse, los quehaceres de la casa y para los pequeños cultivos de la zona.

El temor de Cisneros se debe a que el río está bajo amenazas por la contaminación que podría significar una mina ubicada en Guatemala, que estaría usando el agua del río para sus procedimientos y vertiendo en él, los desechos de la extracción de oro y plata, lo que afectará la salud de los habitantes de la zona, a través del consumo del agua del río.

Esta situación ha sido expuesta a través de una investigación realizada por la Mesa Nacional Frente a la Minería Metálica de El Salvador, que establece los impactos a los que están expuestos la salud y los recursos acuíferos de la zona, por las operaciones de la mina Cerro Blanco, ubicada a cinco kilómetros río arriba, en territorio guatemalteco.

Sidia Cortes, bióloga a cargo de la investigación, explica que dentro de los descubrimientos hechos en el estudio, destaca que la mina está haciendo uso de agua del río y de otros vertientes subterráneos para sus procedimientos, lo que afecta directamente al territorio y población salvadoreña.
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