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Fotografias por: Karla Rodas

Humanamente, somos un ser social y político por naturaleza. Nuestra vocación, en la vertiente que sea, es la manifestación de la inteligencia interior construida a partir de la experiencia sabiendo hacer lo que gusta consciente que se hace porque es lo que da sentido a la vida propia y del conjunto. La sabiduría que brota de la inteligencia no es un discurso, es un modo de vivir desde la subjetividad expresado objetivamente en actos.

 Juan López
DPD, Pedagogo
14 de junio 2020

juan lopez

El cuido de la vida en toda su amplitud, depende de lo que el ser humano sabe, de lo que entiende, de lo que siente y piensa, de lo que racionalmente sabe hacer uso en cada circunstancia. Toda la naturaleza está llena de sabiduría y de poder, optar por la acumulación de capitales, es perder la sabiduría y perderse a sí mismo como humanidad.

Al ser humanamente social, no podemos vivir solos, necesitamos a los demás para sentirnos realizados. La sabiduría orienta el modo de la relación con la otra persona y la sociedad, al carecer de inteligencia y sabiduría, esta necesidad se convierte en desenfreno y se puede hacer mucho daño. A pesar del daño que nos sacude como sociedad, un daño planificado, organizado, institucionalizado y legalizado, estamos hechos para vivir el bien, en justicia, en convivencia pacífica y en paz. El  crecimiento cuantitativo de la población impulsó e impulsa la unión de las personas para superar el hastío y la soledad, socialmente nos asociamos para contribuir al progreso colectivo o para utilizar a otros en beneficio propio. Pero no basta el crecimiento cuantitativo, es necesario el crecimiento cualitativo y eso depende de la sabiduría, la inteligencia, lo cualitativo es un acto político que se materializa en la unidad. La unidad da orden, dirección y estrategia hacia un objetivo integral.

La cercanía y la necesidad de vivir juntos, de compartir lo que sabemos y tenemos, nos hace sentir necesidad de establecer un orden para convivir. Esa capacidad de pensar, de proponer y de discutir cómo queremos vivir, de diseñar un plan que oriente el comportamiento de toda la población, es la mejor explicación de que somos un ser político. La política es la vocación esencial mediante la cual el ser humano construye una sociedad en justicia, en verdad y en paz. Platón, uno de los grandes pensadores griegos dijo que el ser humano es un “zoom politikom” es decir, un animal político.

El ser político

Significa tener sentido de humanidad, sentido de colectividad, sentido de hermandad entre humanos y no humanos. El concepto de política que se ha universalizado aunque hay pequeñas experiencias de otras que aún se mantienen, nos llega de Grecia. Desde el crecimiento cuantitativo, los griegos dieron un primer salto hacia lo cualitativo definiendo el conjunto social en un territorio como polis, que puede ser aldea, caserío, barrio, colonia, pueblo, ciudad y dieron a la persona el calificativo de ciudadano, persona que vive en la ciudad-polis. El ciudadano tiene un comportamiento, un ajustamiento moral al orden decidido políticamente para la convivencia social, a ese comportamiento, esa manera de ser de cada persona en cuanto ciudadana los griegos llamaron ética, ésta no solo abarca comportamiento, sino libertad para decir lo que cree, siente y piensa desde su inteligencia y saber. Socialmente vivimos en polis, en comunidad, políticamente decidimos como vivir en esa comunidad. La unión de polis-ética, nos da el concepto poli-tica que pasa a ser la esencia humana que debe sostener la convivencia y cuido de la sociedad en verdad, en justicia y en paz.

La política ha adquirido categoría de ciencia, de disciplina científica con rigurosidad metódica, pues es la ciencia del cuidado de la sociedad. ¡Cuánta razón tenía Platón! La mujer y el hombre político saben cuidar la relación justa, digna y fraterna con el colectivo, aman la verdad, la justicia y el derecho poniendo la dignidad de cada persona como lo fundamental, lo inviolable como establece nuestra despedazada constitución. La política es la ciencia social que se levanta de lo humano y da la más alta calidad humana en cuanto a honestidad, seriedad, respeto, justicia, entonces nos damos cuenta que está mal planteada la idea de que el político es corrupto, mentiroso, tramposo, vende patria, no, quien hace tales cosas no es político, es ladrón o mentiroso.

Un texto de fe que urde su raíz en la filosofía política griega recogido en el evangelio de san Juan 10, 10 dice; “…El ladrón solo viene a robar, matar y destruir, mientras que yo he venido para que tengan vida, y la tengan en plenitud. Yo soy el buen Pastor, el buen pastor da la vida por sus ovejas…” Jesús fue un hombre con ajustamiento moral, un hombre ético, y por lo tanto un hombre político, dialectico. No debemos confundir al ladrón con el político, cada uno tiene su lugar y cada uno debe llamarse por su nombre. Entre el ladrón y el político ¿Quién de los dos abunda en Honduras?

Relaciones entre la política y la economía

Entre los pensadores que iluminan políticamente la noche oscura que vive la humanidad está el Papa Francisco quien dice en la Laudato si, numeral 189; “la política no debe someterse a la economía, y ésta no debe someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia”. Numeral 196; “Pero no se puede justificar una economía sin política, que sería incapaz de propiciar otra lógica que rija los diversos aspectos de la crisis actual” numeral 197; “necesitamos una política que piense con visión amplia…si la política no es capaz de romper una lógica perversa, y también queda subsumida en discursos empobrecidos, seguiremos sin afrontar los grandes problemas de la humanidad…”. Francisco pone a la política en la cátedra que le corresponde como ciencia inherente al ser humano responsable de la verdad y la justicia para un mundo en paz. El triunfo del capitalismo es que ha convencido a la mayor parte de la humanidad que la economía es un dios todopoderoso capaz de resolver los problemas de la sociedad y ha enterrado la política, ha puesto al dinero en un altar y al ser humano en el piso, excluido del debate, la decisión y vida. Los gobiernos han puesto encima la economía capitalista y se paran militarmente sobre la mayoría de la sociedad.

La organización política y el poder de la sociedad.

Nuestra misión política desde la educación popular es el rescate de la política y el ser humano en cuanto ser político. Así como el daño y sufrimiento de la sociedad está muy bien organizado y legalizado, también el cuido y la protección de la vida deben ser organizados. El cantautor popular Mario de Mezapa dice que todo es del patrón, menos la organización, porque la organización es lo único en que se refleja nuestra vocación política. La organización hace a la persona pensante, crítica, juiciosa y da poder. La organización social, popular, es el campo de materialización de la política cuya finalidad es siempre el cuidado de la vida.

La organización es una construcción fruto del amor entre prójimos y es un instrumento mediante el cual la y el ciudadano se hace respetar. Podemos afirmar que el amor es político y amar es el acto más revolucionario en tiempos de confinamiento no solo por coronavirus, sino por todos los virus que produce el modo de producción capitalista. Toda organización es política al estar integrada por seres políticos y su finalidad es el cuido de la vida individual y colectiva, el poder político que es la suma de experiencias, saberes, consciencia, inteligencia y fe en si mismos es una experiencia que debe vivirse en la pequeña unidad organizativa. Allí debe haber reflexión, análisis, discusión, participación permanente en función de los principios que la sustentan. Allí en la base se debe vivir la participación y la elección democrática. Participar es decidir políticamente lo que conviene al colectivo y elegir es dar mandato a compañeras y compañeros para dirigir las tareas de gobierno y dirección política de la organización, son politicamente pastores, no dueños de la gente.  

Puede que haya una excepción, pero la experiencia suele confundir la participación y la elección con levantar la mano aprobando lo que no se ha pensado ni decidido en colectivo, bien porque la gente no se interesa en participar o porque el “líder” convence mediante ayudas u ofertas a los ciudadanos y amarra todo antes de la asamblea o manipula la asamblea y la elección. Esta práctica no tiene nada que ver con lo político, es engañar y matar el espíritu político de las personas, lo electoral sin una práctica de participación, decisión y elección orgánica de base se vuelve un vicio social que termina en corrupción, decepción y un terreno fértil para la tiranía. Los partidos son una forma de organización política muy importante para mantener un equilibrio y el cuido de la vida de la sociedad. En este campo, tenemos que hacer énfasis en la necesidad de los principios y normas de una organización política.

Como toda organización, los partidos tienen marcos constitutivos, leyes, normas que regulan el comportamiento ciudadano para el funcionamiento orgánico que cada persona miembra debe respetar. Si pusiéramos en cuadro sinóptico los estatutos del PN, el PL y LIBRE, la diferencia teórica es mínima y si todos se ajustaran moralmente a sus principios, Honduras seria la patria libre, soberana e independiente. El ser político respeta la ley, es una mujer o un hombre de leyes, poniendo la ley al servicio de la dignidad humana, el ladrón se salta por encima de la ley o por donde encuentre paso. ¡Nada más específico que lo hecho por Juan Orlando en la reforma a la constitución para reelegirse! Pero esa conducta corrupta, tiene un origen en lo pequeño y puede ocurrir en nuestra pequeña organización.   

No nos debemos cansar de señalar que el poder político implica dedicación, voluntad, estudio, saber y una conducta justa. Con Paulo Freire seguimos sosteniendo que “solo el conocimiento libera”. La gente bien informada, formada y educada no se deja engañar, el llamado que la dinámica de la realidad hace a cada persona en el tipo de organización social o partidaria que sea, es un llamado político. En la misma línea de pensamiento de Morazán se hace necesario que desde la pequeña organización de base y todas las existentes, volvamos políticamente al espíritu de la ley, a los principios y la consciencia moral que rija éticamente nuestros actos en la marcha por la liberación nacional, este llamado se hace más profundo y radical para quienes creemos por argumentos políticos e información técnica que el país está en manos de un grupo de ladrones como señala el texto evangélico citado.  

La política se convierte en una especie de pan, de comida y bebida que alimenta a la sociedad, la unifica, educa, la libera. El político se convierte en un pastor que por su libertad y profunda relación de amor político revolucionario con el pueblo, puede decir como Jesús; “Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí”. Jn. 6, 57, y “¡Feliz el mortal que encontró la sabiduría, el hombre que obtuvo la inteligencia! El estar provisto de sabiduría vale más que tener dinero en el banco; te da más utilidades que el oro. Es más preciosa que las perlas, nada de lo que te atrae se le puede igualar… Es un árbol de vida para el que se acerca a ella; ¡felices los que encontraron la sabiduría!” (Prov. 3, 13-18).

La unidad y la participación en la construcción de lo nuevo es la piedra de toque que explica nuestro crecimiento político.

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