Empresas mineras trasnacionales aprovechan la pandemia de Covid-19 para posicionar la industria y seguir operando, pese a las restricciones, según estudio Voces desde el Territorio, respaldado por 300 organizaciones.

La extracción ilegal de mercurio, asociada a la minería de oro, pone en riesgo la salud de sus trabajadores y el equilibrio ambiental

En la última década la extracción ilegal de mercurio ha crecido vertiginosamente en Suramérica en franco desafío a la salud humana y ambiental. Su aumento se incrementa a la par de la demanda de oro, una actividad económica que está en auge por su alta cotización y pese a los daños irreversibles que causa al ambiente y a la biodiversidad.

El vídeo de un hombre corriendo en llamas por un campo en Guatemala conmociona a parte de la sociedad, que pide castigo para quienes lincharon al sacerdote maya Domingo Choc, acusándolo de brujería. La fiscalía ha dicho que ya inició las investigaciones para dar con los responsables.

La crisis sanitaria y económica no detuvo a la industria extractiva ni tampoco a quienes se resisten a dichos proyectos. En Santa Rosa, las comunidades modificaron sus estrategias de resistencia para cumplir con el distanciamiento social; mientras en El Estor, Izabal, la Compañía Guatemalteca de Níquel, encontró una forma de operar pese a las restricciones legales.

En un informe publicado de la ONG Miningwatch Canada se denuncia que desde marzo la industria minera ha sido declarada “esencial” en muchos países del mundo, permitiéndoles seguir operando en medio de las medidas de paralización.

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